miércoles, 16 de diciembre de 2009

Dos médicos en la frontera de la ética








Por Adriana Bruno.- Las series "de médicos" suelen ser tranquilizadoras. Casi siempre los desafíos más difíciles les salen bien. No importa cuán complicado pueda ser el diagnóstico, llegará una solución. Basta ver a nuestro amado Dr. House. Estos días, sin embargo, la lección suprema sobre la vida (cómo honrarla e, incluso, cuándo soltarla) la dieron los pacientes. Y no fue en Dr. House.

El capítulo del lunes último de Grey's Anatomy (Sony) le presentó al neurocirujano estrella, el casi todopoderoso Dr. Shepperd, una situación crucial: "si abro y veo que está muy peligroso, es mi responsabilidad volverte a coser", le planteó a su paciente, justo antes de iniciar la operación. "No lo hagas. Paralízame si tienes que hacerlo. Sobreviví a una guerra, perdí a mis padres, a mis hermanos, a toda mi familia cuando murieron de hambre en un campo de refugiados. Yo sobreviví. Y sobreviviré a la pérdida de mis piernas. Pero, Derek, siempre hay una manera. Cuando parece que no hay una manera, hay una manera. Para hacer lo imposible, para sobrevivir lo insufrible... siempre hay una manera. Si puedo ofrecer un consejo al mejor neurocirujano del mundo es éste: hoy, si te atemorizas, mejor inspírate."

Pocos días antes, otra lección estuvo a mano en la pantalla. Fue en Three Rivers (Universal Channel) , la serie ubicada en un hospital especializado en transplantes. Un paciente llegó hasta allí de casualidad, víctima de un accidente, pero también afectado por una enfermedad degenerativa, agravada por las lesiones. Resultado: un plazo fijo, y breve, para su ya deteriorada vida. Después de conocer a un muchacho que necesita un transplante cardíaco, el hombre -cuyo diagnóstico lo condena a un respirador permanente- le pide al médico que lo desconecten para que pueda donar sus órganos a aquel muchacho y a muchos más que todavía tienen un largo camino por delante. El cirujano se niega: por mucho que busque un corazón para otro paciente, jamás aceptaría acelerar la muerte de nadie, sostiene. Con médicos a favor y en contra de llevar a cabo la petición del hombre, la discusión, a nivel ético, resultó imperdible. Pero mucho más el alegato del paciente ante su hija, que se negaba rotundamente a su decisión.

Filosofía. Debates morales. Resoluciones cuestionables. Asuntos que emocionan en el momento y dejan pensando muchísimo tiempo después. La televisión también puede ofrecer estas joyas.

Dos capítulos de los que no sería justo contar el final. Son para buscarlos, mirarlos y detenerse en ellos.

Fotos: Three Rivers; Grey's Anatomy. Gentileza de Universal Channel y Sony, respectivamente.



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